La Nación – 15-05-2010

Detrás de la lucha por el rating existen programas que con menos visibilidad aportan contenidos que educan

Sábado 15 de mayo de 2010
Publicado en edición impresa La Nación

Es común que desde nuestra mirada de televidentes cotidianos tengamos la sensación de que hay más pasado que futuro al hablar de una televisión con valores. Una programación más pendiente del prójimo que del rating, preocupada por contagiar espíritu solidario, atenta a estimular las mejores capacidades del ser humano, sensible a la educación, abierta a los que tienen características diferentes, enemiga de todo tipo de discriminación, decidida a proteger a los más chicos de cualquier estímulo malsano y comprometida con la convivencia más civilizada.
Los televidentes memoriosos recordarán aquellas misiones solidarias de La campana de cristal , desafíos que la pantalla planteaba a distintas entidades benéficas para alcanzar, una vez cumplidos, valiosas metas y objetivos. Más cerca en el tiempo, orientándose a objetivos individuales y no tan comunitarios, programas como Sorpresa y media procuraron también la noble tarea de cumplir sueños edificantes, no caprichosos o ligados a objetivos económicos. La tendencia televisiva de los últimos años en favor de los reality shows favoreció el desarrollo de este tipo de iniciativas.

Tal vez la idea actual de una televisión desconsiderada para con los valores esenciales del ser humano tenga que ver con algunas distorsiones que se viven hoy en el medio, con propuestas solidarias expresamente planteadas en espacio de alto rating, pero por lo general subordinadas a algunos escándalos y a la búsqueda inmediata de un rédito en las mediciones de audiencia.

Sin embargo, detrás de esta aparente y disimulada cortina hay mucho más de lo imaginado. Una TV escondida, injustamente agazapada, pero a la vez lo suficientemente firme como para no pasar inadvertida. Los premios Fund TV son, cada año, un termómetro apropiado para medir hacia adónde se mueve esa televisión que infunde confianza y que podemos ver sin contraindicaciones.

Ver para leer (Telefé), último ganador del Premio Fund TV al mejor programa artístico y cultural, es el mejor ejemplo de esa televisión que puede llegar a enorgullecernos. Es una lástima que el programa de libros que Juan Sasturain lleva adelante con genuino lenguaje televisivo se resigne, como lo hace desde su comienzo, a no garantizar al espectador una hora precisa de comienzo, al quedar sujeto a los vaivenes de un horario aleatorio y azaroso cada domingo a la medianoche.

Más precisos son los horarios de programas tan valiosos como Científicos industria argentina (sábados, a las 12), Los siete locos (sábados, a las 8) y el educativo Foro 21 (domingos, a las 6.30). Son ejemplos (todos de Canal 7) de una programación cultural, educativa y didáctica que contó con espacios de programación mucho más favorables hasta la llegada del denominado Fútbol para todos y de programas periodísticos más ligados al interés del oficialismo de turno que al verdadero interés público.

Foro 21 , un ciclo con 15 años de trayectoria consagrada a proponer ideas y entregar propuestas que apuntan a la mejor calidad educativa, es la víctima más visible de esa alteración horaria: un programa de sus características debería encontrar un lugar menos invisible dentro de la programación que el de las madrugadas dominicales.

Un poco más de suerte está del lado de Desde la vida (domingos, a las 9, en Canal 7), que abre un espacio propio para la integración de las personas con capacidades diferenciadas.

Famosos comprometidos
El ex Videomatch Fena no es el único famoso que optó por un camino televisivo de menor exposición y mayor compromiso, en lugar de quedarse en el tranquilo refugio de la pantalla más frívola. Hacia allí también se dirigió desde hace un buen tiempo Gastón Pauls, cuyo celebrado Todos contra Juan merece ubicarse entre los programas que proclaman y transmiten valores, sólo por proponer un camino distinto entre las ficciones locales y realzar la dignidad del querible antihéroe que interpreta allí. La apuesta del inquieto Pauls se aprecia todavía más cuando vemos el perfil que eligió para su ciclo documental-testimonial.Mejor hablar de ciertas cosas, que desde el canal Encuentro trata de asomarse a la comprensión de la conducta, el temperamento y los ideales de los adolescentes argentinos, tratando de entender qué siente y cómo vive una franja de la población que suele ser subestimada por el medio.

Todos los programas citados, en algún momento, recibieron respectivos (y merecidos) reconocimientos por parte de Fund TV, la única institución que parece dedicarse sistemáticamente a reconocer los valores de la televisión de calidad. Ese reconocimiento funciona a la vez como disparador para que este tipo de ciclos se extienda y crezca en magnitud y difusión. En 2009 recibieron el galardón, entre otros, programas que siguen en el aire: Alterados por Pi (excelente difusor de las matemáticas, por Canal Encuentro), MP3 (mezcla de ciclo de viajes y programa musical, que de Canal 7 saltó a la señal de cable Sun) y Argentina para armar , uno de los mejores ciclos periodísticos de la pantalla chica local. Se emite los domingos, a las 22, por TN, pero merece estar en la grilla de algún canal abierto porque en sus emisiones procura rastrear aquellos valores y elementos que pueden servir para el despegue a largo plazo de la Argentina.

A los reconocimientos de Fund TV hay que sumar los galardones que desde 2006 entrega la asociación civil Gota en el Mar al periodismo social.

Este recorrido inconcluso deberá ser completado por los lectores. Porque si bien no puede discutirse el hecho de que la televisión de mayor audiencia suele marginar, descartar y tratar con desdén a quienes promueven valores, no es menos cierto que en el amplísimo mapa del medio aparecen hasta en los lugares más inesperados oportunidades de afirmación de una TV más constructiva y edificante. Allí están. Es cuestión de descubrirlas.

Por Marcelo Stiletano
De la Redacción de LA NACION
Para pensar
Felicidad vs. éxito; el amor; la vida y la muerte; el dolor; derechos y deberes, son algunos de los temas en los que profundiza Ahora que lo pienso , programa dirigido por la filósofa Paola Delbosco, que se emite todos los martes, a las 20, en Canal Metro.

Esta iniciativa es desarrollada por la ONG Voces y Ecos ( www.vocesyecos.org.ar ), productora de contenidos educativos para medios de comunicación que ha realizado diversos micros, programas de televisión y de radio orientados a imprimir valores en la sociedad.