INVESTIGACIONES SOBRE LAS RELACIONES ENTRE LA TELEVISIÓN Y LA VIOLENCIA
Se han realizado más de tres mil estudios que encuentran una relación causal entre la exposición a imágenes de violencia y el miedo, la desensibilización, la agresión y la violencia. De esos tres mil estudios, 85 se han especializado en la conexión de la televisión con comportamientos violentos. De esos 85 estudios, sólo uno no encontró una conexión causal, y ese estudio fue realizado por una cadena de TV.
Entre los estudios mas notables encontramos:
• En un estudio realizado a 875 chicos durante 22 años, comenzando a principios de los 60’. Los Dres. Rowell Huesmann y Leonard D. Eron (director de FTI desde julio de 1992) de la Universidad de Michigan consideran que lo que ven en televisión chicos de 8 años puede predecir la seriedad de actos criminales cometidos por ellos a la edad de 30 años. Los resultados indican que aún habiendo controlado la agresividad, inteligencia y el status socio- económico a la edad de 8 años, lo que veían por TV a esa edad se corresponde significativamente con la seriedad de los crímenes que cometieron a los 30. El estudio encontró que los patrones de la televisión infantil fueron una predicción de agresiones posteriores mayor que la clase social, el comportamiento de los padres, la crianza y otras variables incluidas en el estudio. Como resultado de este y otros estudios, los autores comunicaron al Congreso en 1992 que la “violencia en la televisión afecta a jóvenes de todas las edades, de ambos géneros, en todos los niveles socio-económicos y en todos los niveles de inteligencia. El efecto no se limita a chicos que tienen disposición de ser agresivos y no se limita a este país.
• La Dra. Aletha Huston, cofundadora y codirectora del Centro para la Investigación de la Influencia de la Televisión en Niños de la Universidad de Kansas, condujo en 1972 un estudio requerido por el cirujano general. En un período de 9 semanas con grupos de chicos de 4 años a los que se mostraban dibujos animados con escenas de violencia, encontró que estos chicos eran más propensos a pegar, a insultar, a desobedecer las reglas en clase y a ser impacientes ante frustraciones menores, que otros dos grupos a los que no se les mostró violencia sino programas Pro- sociales en los que se buscaban soluciones no violentas a los conflictos.
• En 1973, los Dres. Lesley A. Joy, Meredith M. Kimball y Merle L. Zabrack, de la Universidad de British Columbia, realizaron un estudio en un pequeño pueblo canadiense (Notel) que recibía señal de televisión por primera vez debido a problemas con la recepción de la señal. Los investigadores utilizaron grupos de chicos de otras comunidades, que ya tenían TV, chicos de primer y segundo grado fueron observados durante dos años y medio objetivamente en cuanto a la agresión física. En chicos de las otras comunidades, los niveles de agresión física no cambiaron mucho. Sin embargo, en los chicos de Notel aumentaron un 160% desde que se introdujo la TV en el pueblo.
• En 1998, los Dres. Daniel G. Linz y Edward Donnerstein de la Universidad de California en Santa Bárbara, y el Dr. Steven Penrod de la Universidad de Wisconsin, investigaron los efectos de películas sexualmente violentas en jóvenes. Se dividieron en cuatro grupos, uno de los cuales no veía películas. El segundo grupo veía films no violentos categoría X, el tercer grupo veía películas sexys para teenagers y el cuarto grupo veía los llamados “slasher films” o películas mordaces con escenas de violencia no sexual hacia mujeres. Posteriormente, todos los jóvenes formaron un panel y se les hizo preguntas designadas para medir su empatía y respeto por una víctima de violación. Los que vieron los films mordaces mostraron menos empatía por la víctima y por víctimas de violaciones en general.
En otros experimentos, estos investigadores han demostrado que siendo expuestos a escenas violentas de naturaleza sexual, algunos hombres se han excitado sexualmente y han aumentado su agresión hacia las mujeres. La investigación también indica que esta excitación y otras actitudes pueden tener una relación con agresiones del mundo real contra las mujeres.
• En 1990, Comstock y Paik analizaron los resultados de más de 1000 comparaciones derivadas de 185 experimentos distintos sobre violencia en televisión, y usaron los métodos más avanzados de análisis estadístico. Las conclusiones son: los datos de una década y media fortalecen más que debilitan el hecho de que la violencia en televisión aumenta un comportamiento agresivo y antisocial.
• En 1992, el Dr. Brandon S. Centerwall de la Universidad de Washington publicó resultados de sus estudios sobre ver televisión y las estadísticas de crímenes en Estados Unidos, Canada y Sudáfrica. Centerwall encontró que los niveles de homicidio en americanos de raza blanca se habían duplicado desde que se introdujo la TV en 1950 a 1975, que fue la primera generación de chicos que crecieron con la TV y llegaron a la adolescencia. Centerwall encontró que la distribución de edades, urbanización, condiciones económicas, consumo de alcohol, castigos, desasosiego civil y la facilidad de tener armas no podía explicar el aumento. Tampoco la experiencia estadounidense durante la guerra de Vietnam, ya que las estadísticas canadienses eran iguales que las de Estados Unidos. En contraste, en Sudáfrica el número de homicidios permaneció igual mientras el país no tuvo TV, entre 1950 y 1975. Pero en 1987, la primera generación sudafricana criada con TV (hecha en Estados Unidos y violenta) llegó a adultos y el nivel de homicidios en Sudáfrica se duplicó. En Estados Unidos y Canadá los niveles se mantuvieron estables entre 1975 y 1987. Centerwall concluye en el Journal de la Asociación Médica Americana de junio de 1992 que si “hipotéticamente la tecnología de la televisión no se hubiera desarrollado, hoy habría 10000 homicidios menos en Estados Unidos, 70000 violaciones menos y 700000 asaltos menos.
TELEVISIÓN, VIOLENCIA E INFANCIA
El impacto de los medios
El temor por los posibles efectos que los programas con contenidos de violencia puedan generar especialmente en niños y jóvenes es bien conocido. Televisión, violencia e infancia investiga este tema y lo focaliza en los menores. Para ello, la autora, María del Carmen García Galera, releva en primer término las distintas teorías que han investigado las audiencias y los efectos de los medios sobre ellas para luego contrastarlas con una investigación empírica realizada en España.
El libro está organizado en seis capítulos. El primero aborda una aproximación a la violencia de los programas de televisión. En él, se define este concepto, normalmente generalizado y por lo tanto poco riguroso a la hora de aplicarlo a productos televisivos específicos. Luego, se relevan las principales características de la violencia televisiva.
En el segundo capítulo, la autora explora distintas teorías sobre los efectos en las audiencias, como las “del modelaje”, “del reforzamiento” y “de la catarsis”, entre otras. Ya en los siguientes capítulos, se concentra específicamente en la infancia y en la percepción que los niños tienen de ella a través de la televisión. El capítulo sexto despliega los resultados empíricos de su propia investigación.
Para la autora, la televisión no es la única variable que interviene en los procesos de violencia que se observan en los niños. Estos eligen lo que les gusta ver y lo que satisface sus necesidades personales, eligen lo que los entretiene y los divierte. Por ello, advierte, “El niño puede llegar a considerar la violencia como algo divertido y ponerlo en práctica en sus relaciones con los demás. De igual forma, el niño puede desensibilizarse ante la continua exposición a argumentos violentos, con lo cual puede llegar a ser insensible ante el sufrimiento humano. Asimismo, puede creer que la violencia es un medio para conseguir determinados fines”. Pero se ha constatado que no todos se ven afectados de igual forma. Son determinadas características personales y sociales las que pueden derivar en el desarrollo de la violencia, más allá de la televisión que se vea. “El hecho de que exista – concluye – un grupo de niños en quienes la violencia televisiva deja su huella puede resultar verdaderamente preocupante tanto para padres como para educadores. Hay razones y hechos que nos llevan a creer que el niño, en un momento determinado, puede hacer uso de la violencia en la misma manera en que lo ha visto repetidas veces en televisión”.
María del Carmen García Galera es profesora de Sociología del Cine y la Televisión, Estructura Social y Sociología en el Centro Universitario Francisco de Vitoria y doctora por el departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid.
María del Carmen García Galera.
Televisión, violencia e infancia, Editorial Gedisa, Barcelona, 2003