Libertad de expresión, derecho de todos.
¿Qué es y para qué es? ¿Por qué se la protege y de qué se la protege? ¿Se la está defendiendo o se la está atacando?. La libertad de expresión es uno de los principales derechos constitucionales. Y como todos los otros derechos, existe y se fundamenta en que beneficia a las personas. Por esto se la defiende y es necesario que la comunidad la apoye y la exija.
La libertad de expresión significa libertad para expresar ideas, convicciones, ideologías, filosofías. Esto no es lo mismo que libertad de algunos para lucrar mediante el engaño y la corrupción de los demás.
Cuando es usada como instrumento para afectar y perjudicar otros valores y otros derechos se está afectando en realidad no sólo a esos otros derechos, sino también al mismo derecho de la libertad de expresión, porque se lo desprestigia y hasta se los puede confundir con la destrucción de esos otros valores. Es entonces un valor que se respeta y se refuerza mientras se lo usa genuinamente y sin hipocresía y sin manipuleos poco claros y además se lo integra con otros derechos existentes.
Las actividades comerciales están reglamentadas para que no afecten el bien común ni perjudiquen a usuarios y a los consumidores. Los medios de comunicación no son una actividad comercial como cualquier otra: por su alto nivel de penetración en los hogares, tienen una cuota mayor de responsabilidad que la mayoría de las empresas que colocan sus productos dependiendo de decisiones de los consumidores con opciones más explícitas.
En el campo de los medios de comunicación no está muy definido qué hay detrás de cada contenido. ¿Cuando se ataca la libertad de expresión?. Cuando se la usa irresponsablemente o para defender fines espurios.
La libertad de expresión de las personas, como su libertad de conciencia, es un valor porque permite a cada uno conocer, interpretar, analizar críticamente los hechos, para poder decidir y actuar adecuadamente frente a la realidad. Justamente quienes buscan limitar esta libertad mediante una información tendenciosa, parcial e incompleta, atentan contra ella tratando de evitar que las personas investiguen o profundicen en diversos temas, especialmente si no coinciden con sus propios enfoques.
Para proteger la libertad de expresión de abusos, de monopolios de poder y de medios, es menester ayudar a que las personas de buena fe descubran los mecanismo ocultos, los denuncien, y que quienes comparten estas actitudes, puedan organizarse y defender la equidad, la ética, la transparencia y la verdad, de los que atacan esos principios.
Por eso, esta libertad no tiene que limitarse a lo formal o a defender los derechos de los empresarios y productores de medios, sino extenderse a todos los ciudadanos. Si hay concentración de medios, jueces que persiguen a los que hablan y se amedrenta e intimida a la población, se la está privando de hecho de la libertad de expresión.
Aunque los adelantos tecnológicos hacen imposible controlar todos los medios de comunicación, garantizando en cierta medida el pluralismo y la democracia, distorsionar la información sigue siendo bastante fácil: sabemos que las versiones varían según “el cristal con que se mira”, o la óptica del que hace la representación de los hechos para difundirlos.
Se emplean operativos de ocultamientos y campañas psicológicas destinadas a disfrazar la realidad. Negocios truculentos como la pornografía, la droga y la explotación de menores se venden de manera engañosa a ciudadanos desprevenidos mediante armas como la ficción televisiva que los presentan como deseables o atractivos.
Resumiendo, al usar esta libertad para fines poco claros, esta se desprestigia porque:
- Se puede confundir con el derecho a manipular, distorsionar y engañar.
- Porque en ese clima de confusión, la voz, o sea, la expresión de los ciudadanos queda perdida: se reducen su participación y su protagonismo y la libertad de expresión es sólo un rótulo, privando de la posibilidad de investigar y esclarecer la realidad, que es el bien protegido por la libertad de expresión.
- El concepto mismo de libertad de expresión se distorsiona y se confunde al no ser presentado como una libertad de la persona para contribuir a cumplir su misión en la sociedad, sino como un derecho de los manipuladores y de los corruptores por encima de la sociedad.
La solución no está en prohibir ni en censurar. Lo importante es fortalecer a los ciudadanos para que ejerzan su capacidad crítica para evaluar los mensajes que reciben y para emitir los propios, y así aumentar el nivel de exigencia y la participación de todos en beneficio de la sociedad.